Lo heroico en lo cotidiano: así podría ser sintetizada la vida de José Gregorio Hernández.
Nacido en un pueblo perdido de Los Andes, con apenas trece años fue enviado por el padre a estudiar en Caracas. Era un joven amante de la vida y cultivaba muchas pasiones: la música, el baile, la pintura, la cocina, la sastrería. Sobresalía en los estudios de Medicina, por esto el gobierno venezolano lo envió a París para que se formase en la escuela de los mejores médicos y se entrenase para modernizar los cuidados sanitarios en su país natal. Al regresar a la patria, transmitió los conocimientos adquiridos a través de la enseñanza en la universidad. Al mismo tiempo ejerció la actividad de médico con particular caridad hacia los pobres.
En él, dimensiones diversas — el científico, el docente universitario, el filósofo, el médico — se funden en una unidad generada desde la fe vivida en la cotidianidad de las acciones, volviéndose así un factor de reconciliación para todo el pueblo.
Era su deseo consagrarse, pero tuvo que rendirse a la voluntad de Dios que lo quería laico. A Dios ofreció la vida por la paz del mundo. El día de su funeral, una multitud siguió su féretro. Desde entonces, su culto se difundió mucho más allá de las fronteras de Venezuela. En el año 2020 fue declarado beato.
Autoría Carlos Izzo, Leonardo Marius
Coordinación editorial de Alejandro Marius, Eugenio Dal Pane
Corrección y adaptación de Sabrina Di Scipio
Presentación de Baltazar Enrique Porras Cardozo